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Una vistazo amoroso y divertido a la codependencia

La vida es un acontecimiento y no un hacer, todos simplemente estamos leyendo el guión que se nos ha dado.

 
 

A continuación se muestran las transcripciones editadas de una de nuestras reuniones.También encontrarás videoclips que pertienen al contenido particular en cada sección.

Si te agradan los tópicos y temas de nuestro, posiblemente quiras participar en una de nuestras dinámicas de grupo. Presiona el botón para darte de alta en el sistema, o para actualizar tu información

 

Usaré la palabra codependencia, incluso si en última instancia no es exactamente a lo que me refiero. En el mundo natural, se requiere una verdadera codependencia biológica para que los organismos tengan éxito en la vida como especie. Aquí no nos referimos a esto.

Aquí hablamos acerca de la falsa creencia que la mayoría de nosotros tenemos o hemos tenido de que nuestra seguridad, bienestar y valía dependen de factores externos.

Se basa en la creencia implícita de que somos meramente objetos físicos, aislados de la vida y, por tanto, esencialmente carentes. Entonces debemos "completarnos unos a otros" de alguna manera misteriosa que incluye "tener" o "hacer" comportamientos como resultado de los cuales (supuestamente) esta carencia será eliminada. Esta es la razón por la que la mayoría de las relaciones son principalmente codependientes: "Oh, te sientes incómodo/a contigo mismo/a (sintiéndote separado), así que déjame sentirme incómodo/a (sintámonos separados juntos) para que puedas sentirte mejor".O: "¿Por qué haces / dices / sientes esto? Me hace sentir muy incómodo/a (me siento incompleto/a, vacío/a) así que necesito que te detengas o expliques / justifiques tu comportamiento ..."


Estas creencias implícitas se basan en un sentido de culpa adquirido, un sentido de ser indigno/a y quizás, incluso inútil a la luz de otros, que son mejores que yo. Por supuesto, esto va en ambos sentidos, como veremos más adelante.

 

Otra forma de vivir es simplemente desempeñar nuestro papel en la vida, hacer lo que sea que se me haya encomendado hacer; pero con una perspectiva muy diferente.

Esta perspectiva surge del razonamiento, que de inmediato, si lo deseamos, hará que nuestras vidas sean muy claras y nítidas. Aquí y ahora la única realidad es que YO SOY, la inteligencia pura que está detrás de todas las experiencias como las de mi cuerpo escribiendo, y tu cuerpo leyendo estas palabras.

Con cualquiera, es razonable ayudarlos a sentirse cómodos y felices en la medida en que sea sensato, en la medida en que no le cause daño (fraccionamiento o separación) a nadie, y todos sean iguales en la situación. En otras palabras, sabes quién eres y, por tanto, sabes que "el otro" también es tú.

 

No me afecta internamente lo que otros hacen o dicen de una manera que fortalezca el sentido de separación y condicionalidad en mi vida. No necesito experimentar una enfermedad psicológica, tal como la culpa. Y desde este punto de vista, la culpa es solo una versión exótica (psicologizada) de la vergüenza. La vergüenza es una respuesta biológica saludable que mantiene a la tribu a salvo.

La culpa es una enfermedad psicológica que da como resultado un falso sentido de importancia personal. Entonces, nuestro sistema nervioso está siendo engañado por el condicionamiento social, que también es el resultado de las leyes naturales. Este sentido del yo es imaginario (psicológico), no existe en el sentido imparcial. Es una estrategia de supervivencia desarrollada durante la infancia.

Esto sucede si crecemos dentro de una vasija relacional frágil o incierta, generalmente cuando nuestros padres no estaban disponibles emocionalmente, o su comportamiento hacia nosotros era algo menos que amoroso. Nuestro sistema nervioso fue adiestrado para hacernos creer que sentir vergüenza y luego culpa por estar vivos tiene un valor de supervivencia.

Si estoy con alguien que se siente psicológicamente incómodo/a consigo mismo/a, está bien, no es un problema en el que deba involucrarme.

Es biológicamente natural para nosotros querer sentirnos seguros y ayudar a los demás también. Pero nuestra cultura lo ha llevado demasiado lejos al reino del absurdo. Mientras sigamos jugando con objetos psicológicos, encontraremos que las relaciones interpersonales son un problema insoluble.

En términos psicológicos y solo como una medida temporal, podemos aprender a cultivar una forma de atención plena que consiste en reconocer, desarrollar y fortalecer los límites interpersonales.

A un nivel rudimentario podemos arraigarnos en esta etapa de desarrollo necesaria -una etapa que cualquier niño de 3 años entiende- pero esto es solo un abrigo temporal, que debemos desechar lo antes posible - tan pronto como sepa quién soy realmente.


Por cierto, no estamos juzgando ni afirmando que esto sea negativo y que los "otros" sean malos; solo es así para nosotros si deseamos ser incondicionalmente felices.

¿Voy a involucrarme y sufrir, yo mismo, porque he llegado a depender del bienestar psicológico de alguien para obtener el mío?

El bienestar psicológico no es real, ya que es el bienestar de un fragmento, de un sentido del yo basado en la mente que no es imparcial, en otras palabras, no es total, y depende de las condiciones externas para su realización.


Lo que sugiero es simplemente permanecer como uno mismo independientemente de las circunstancias, a modo de permanecer libre de fragmentos psicológicos, libre de objetos psicoenergéticos en el sistema nervioso sujetos por el miedo o el temor.

Entonces soy imparcial ante cualquier circunstancia que desafíe mi determinación de SER. Simplemente, en libertad, elijo ver la vida como un experimento, que también puede ser un juego divertido, donde exteriormente juego el papel que me asignan las circunstancias de la vida: la conciencia. Esto me enfrente quizás a la mayoría de otros que no ven la vida como un experimento, sino que la toman muy en serio. Ver la vida de esta manera requiere valor, fuerza, amor y humor.

 

Afrontando la vida de forma ilimitada


Como dijo M, mantenemos esta dinámica por simple miedo. Las situaciones reales no son peligrosas. Sin embargo, una parte de nosotros teme que puedan serlo. Esta posibilidad, percibida por una parte, un fragmento, puede alejarnos y nos aleja de nuestra totalidad, nuestra imparcialidad. No obstante podemos y llegamos a desear nuestro ser más de lo que nos humilla la experiencia del miedo. Esta energía está ligada al fragmento-objeto psicológico del miedo.


La analogía del parquímetro


Conocí a una bella persona y mujer de México. Dado que ella es de una cultura diferente, ve el mundo de manera distinta. Sus descubrimientos acerca de la codependencia son muy valiosos para nosotros.

Ella ha tenido un esposo durante los últimos 50 años y recientemente se dio cuenta de cómo funciona una importante dinámica relacional entre ellos.

Aquí es donde entra en juego su diferencia cultural: ve los aspectos jocosos de situaciones que podrían verse bastante negativamente (personalmente) bajo una luz imparcial.

Ella ha llegado a comprender esta dinámica particular que me ilustró con la siguiente analogía:

Con su esposo, ella juega el papel de un parquímetro que imprime billetes de estacionamiento para él. Coloca monedas en la máquina, espera a que se imprima el billetes y luego coloca el nuevo billete debajo del parabrisas, en la parte superior del tablero. Está a salvo mientras el billete sea válido, no tiene que lidiar con su malestar personal ya que el billete se encarga de eso por él. Las energías incómodas son procesadas para él por la máquina de estacionamiento, en este caso nuestra amiga, y el billete recién impreso resultante lo protege de las apremiantes realidades de la vida aquí y ahora. Esta apremiante realidad es simplemente que su sentido de sí mismo no se basa en nada, es una ilusión. Esta ilusión está sujeta a ser perturbada cada vez que nuestro amiga está presente, simplemente por ser ella misma.

El proceso completo se describe en general a continuación:


1. Uno comienza a experimentar malestar con uno mismo (las sensaciones energéticas que emite el Sistema Nervioso Autónomo SNA) cuando detecta amenazas. Su activación simpática significa que está tratando de descargar las energías de la supervivencia, está tratando de autorregularse y completar el ciclo de respuesta a la amenaza.

2. Uno recuerda -a través del acondicionamiento mecánico- una manera fácil de hacer desaparecer el malestar, deshacerse (al menos temporalmente) de esta energía desagradable dentro de uno mismo. Para el SNA, esto equivale a aumentar el umbral para la desactivación de la corteza motora, o simplemente, retrasa llegar al punto de ruptura donde ocurre la pérdida de control. (Uno podría empezar a balbucear o emocionarse descontroladamente)

3. Uno localiza un parquímetro convenientemente ubicado, saca algunas monedas, extiende la mano para introducirlas en la máquina y espera a que imprima el billete. (Dependiendo de la dinámica interpersonal particular, esto puede ser más o menos problemático).

4. Luego, se toma el pase de la ranura de la máquina, se coloca en el parabrisas y se sigue la vida. El peligro de verse a uno mismo con imparcialidad ha pasado, por ahora.

5. Vemos al oficial de estacionamiento acercándose en la distancia (las energías de la incomodidad están regresando) y podríamos estar recibiendo una multa muy cara a continuación (la verdad saldrá a la luz).

5. Volver al paso 1.

 

Cuando queremos estacionar, colocamos la moneda, alguien nos imprime el billete de estacionamiento y lo colocamos en nuestro tablero. Todo está bien. Esta es una de nuestras principales dinámicas relacionales, una con la que estoy seguro de que todos estamos familiarizados de una forma u otra. Realmente, es exactamente la misma dinámica cuando somos nosotros los que intentamos estacionar, solo que estamos desempeñando el papel del usuario y el otro desempeña el papel del parquímetro.

Podemos razonar en relación con esta dinámica que se ha hecho explícita para nosotros, y conectar las diferentes variables pertinentes a las circunstancias de nuestra propia vida. Si lo vemos de esta manera, podemos ver lo gracioso que es, y también que el resultado es el mismo cada vez - una sensación habitual de frágil comodidad teñida de pavor - resultando en una experiencia de seguridad precaria dentro de la relación.

Pagamos por esto esencialmente devaluándonos a nosotros mismos: nos tratamos a nosotros mismos y al "otro" como cosas -meros objetos.

Es una dinámica relacional que consiste de transacciones entre objetos mecánicos. Cada uno requiere de una determinada entrada energética para funcionar correctamente, para ligar en confianza las energías que causan malestar. Es simplemente una forma de energía.

Esta energía está ligada a comportamientos que nos permiten sentirnos seguros temporalmente. La percepción de seguridad proviene del significado implícito del comportamiento codependiente, que es asignar transaccionalmente algún valor al otro, pero solo temporalmente, y solo mientra el otro se comporte como cosa.

Algunos psicoterapeutas se refieren a esta incomodidad con uno mismo como "ansiedad generalizada". Es esta ansiedad la que está en la raíz de la codependencia psicológica.

El peligro es saber que YO SOY
La inteligencia a partir de la cual estas palabras se conocen, escriben y entienden aquí y ahora no tiene ningún valor desde este punto de vista mecanicista.

Ser valioso es un requisito biológico cuando vivimos en grandes tribus, lo que mantiene a la tribu fuerte. Nuestro valor en la gran tribu de la sociedad es una función de nuestra capacidad para tener o hacer, decir o comportarnos de una determinada forma que resulta ser valorada. Por ejemplo, ser productivo/a.

Sin embargo, cuando se trata de relaciones íntimas, estas dinámicas transaccionales son inapropiadas. Una relación íntima es aquella en la que se entiende claramente que el supuesto "otro" reulta ser yo mismo. Soy valioso porque SOY.

Nuestro valor esencial es SER, y esto no depende de las circunstancias ni es una función de lo que uno pueda hacer, decir o como se pueda o no comportar.

Tener y Hacer son etapas necesarias de la vida. El SER es el tesoro del corazón más allá de toda concepción y comprensión.

La humanidad se ha habituado tan completamente a esta forma de ser, que ahora es una cultura mundial sin fisuras. Esta es una cultura y religión a los objetos en muchos niveles diferentes. Es la visión materialista y transaccional de la vida. Desde el punto de vista de la supervivencia biológica, ha funcionado (aunque temporalmente, eso esté cambiando). Sin embargo, en la escala del amor, la felicidad, la verdad y la paz, ha fallado.


Si esto tiene algún sentido para ti, puedes verificarlo de inmediato, ahora. ¿Recuerdas la última vez que intentaste obtener un pase parquímetro una persona en tu vida? ¿La última vez que tomé una moneda, la puse en la ranura de esta persona y esperé a que saliera el pase?

¿Recuerdo las sensaciones corporales, los pensamientos y las percepciones sensoriales de esa última vez, y qué es lo que me hizo sentir incómodo/a conmigo mismo?

Tenemos la ventaja de observar esto de manera imparcial y, por lo tanto, con humor. Si en realidad somos testigos de nuestro comportamiento, ya no podremos victimizarnos a nosotros mismos porque estamos haciendo lo mismo con los demás.


Toda esa energía fisiológica que hasta ahora había sido canalizada hacia este espejismo temeroso puede ser redirigida hacia ti, quien es consciente aquí y ahora, experimentando la vida cruda y directamente, presenciando como mi cuerpo escribe estas palabras y tu cuerpo las lee. Fuera del tiempo y del espacio nos encontramos.


Buscamos lo que todos buscan a su manera: el fin de la carencia (de la querencia). Eso en realidad es la felicidad para el ser humano, saber testimonialmente que no falta nada en mi, en esta vida.

Ya no estás interesado en los objetos, sean internos o externos. Si parece que la infelicidad está presente dentro de mí, entonces puede que yo sea responsable de esto. Siempre puedo encontrar el camino de regreso preguntando: “¿es cierto que aquí mismo, ahora mismo, TODO no está bien?
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