Presenciando la atención bidireccional y la experiencia de la felicidad
- Fede

- Oct 26, 2021
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Updated: Oct 28, 2021

Nuestra experiencia del cuerpo estĆ” regulada por la fisiologĆa, no por la psicologĆa. La psicologĆa es simplemente un proceso biológico malentendido.
Si entendemos esto, podemos progresar verdaderamente en lo que respecta a nuestro disfrute, felicidad y bienestar. Desde este punto de vista, también es de fundamental importancia tener alguna experiencia vivida de la realidad de la conciencia, la única inteligencia verdadera.
En este momento, al ser consciente de la lectura en tu cuerpo, Āæno es cierto que lo que importa es la conciencia?
Nuestro enfoque en la fisiologĆa no es para darle una importancia indebida. Nuestro condicionamiento es el de habitualmente ignorar, pasar por alto o descuidar nuestro mundo por debajo de la barbilla. Pero, Āæcómo podemos entonces usar correctamente el cuerpo como el sensor que es? Por lo tanto, debemos devolver el sentido comĆŗn a la ecuación de nuestra experiencia vivida. Lo hacemos como la realidad inteligente que estĆ” aquĆ y ahora mismo, registrando cada palabra, pensamiento, sentimiento y sensación.
La siguiente es una transcripción editada de una de nuestras reuniones recientes. A continuación también encontrarÔs un videoclip de ese encuentro
Nuestra autoridad no es una imposición. Es la realización de un hecho inevitable. Yo soy, tú eres. Somos iguales. Alguna parte de nuestra experiencia puede resistirse a esto. Ni siquiera necesitas afirmarlo. Ya lo sabes, asà que no se requiere fuerza. Te das cuenta de quién eres y luego, inevitablemente, cualquier parte que esté allà se darÔ cuenta de esto. Aquà solo abrimos nuestra atención para incluir este hecho inevitable.
Es cierto, sin embargo, que esto es muy simple, pero puede que no sea muy fƔcil porque nuestra cultura no es una de enfrentar el lado desagradable de nuestra experiencia.
Vivimos en una cultura de huir de lo desagradable, esto es un desafĆo. Pero si realmente verificamos que esta es una experiencia aquĆ, en este momento, vemos que hay un movimiento de energĆa que en Ćŗltima instancia es solo una sensación que quiere ser libre en tu reconocimiento de ella. AsĆ que parte de mĆ que no he reconocido puede estar resistiendo activamente, impidiendo que esa energĆa fluya.
Esta parte de mà con la que me identifico también estÔ regulada por el sistema nervioso autónomo (SNA) en el lado dorsal de las cosas, en el lado mÔs mecÔnico y animal. Es el motor de la supervivencia. Cuando la amenaza es demasiado grande, se sumerge bajo el agua y permanece allà aferrado a la vida.
Pero podemos simplemente observarlo. Ir bajo el agua donde vive y atestigiar; allà una parte de mà se aferra a la vida. Nosotros simplemente lo miramos con gran ecuanimidad y esperamos a captar su atención.
Simplemente, mirĆ”ndolo amorosamente sin ninguna intención o agenda. Tal vez en algĆŗn momento me devuelva la mirada, sepa que estoy presente y cuidando, y es seguro que sueltesu fĆ©rreo control sobre mi humanidad. Me mira directamente, sabe que la inteligencia de la que proviene estĆ” presente, y libera su energĆa para mi, porque ahora sabe que yo sĆ© que existe, que SOY.
Es bastante interesante que todas estas experiencias relacionales que nos causan sufrimiento, o al menos, que nos sintamos incómodos con nosotros mismos, tengan en su origen estructuras psicoenergéticas. No son realmente mentales o psicológicas.
Cuando nos aventuramos con la razón mĆ”s allĆ” de lo que se llaman "teorĆas psicológicas" en el lenguaje ordinario, encontramos que la base de todas ellas en realidad es nuestra fisiologĆa, la biologĆa del sistema nervioso. Sin un sistema nervioso que funcione, no existirĆa la susodicha psicologĆa.
AdemĆ”s, ni siquiera necesitamos entender el sistema nervioso en su totalidad, solo necesitamos tener una comprensión funcional de una pequeƱa parte del SNA, es decir, el funcionamiento de la red vagagal como se describe en la teorĆa polivagal de Stephen Porges. La red vagal comprende el 10Āŗ nervio craneal y todas sus estructuras asociadas.
AquĆ me refiero especialmente a las partes que estĆ”n conectadas a la amĆgdala, que se encuentra en la parte media e inferior del cerebro y trabaja junto con el plexo nervioso del abdomen medio (el vago dorsal) para regular y ejecutar las respuestas motrices a la ansiedad, el miedo y el terror. La mayorĆa de las vĆas de la neurona vago dorsal no estĆ”n mielinizadas y estĆ”n involucradas en respuestas conductuales defensivas primitivas que heredamos de los anfibios en la pre historia.

Da la casualidad de que el punto donde anatómicamente se mieliniza se llama nucleus ambiguus, (nĆŗcleo ambiguo) el centro de la ambigüedad. AquĆ, las fibras nerviosas mielinizadas llevan la información que conduce a experiencias de seguridad y afecto positivo que resultan en cĆ”lidas relaciones sociales con los demĆ”s. Esto tambiĆ©n le brinda al animal la oportunidad de reflexionar, lo que puede llevar a una curiosidad natural sobre su existencia dentro del Ć”mbito de la vida en su conjunto.
El núcleo ambiguo es la coyuntura anatómica donde la red vagal dorsal se convierte en la red vagal ventral (humana), la parte del sistema nervioso autónomo que puede ser modulada y regulada voluntariamente.
Cuando existe tensión en cualquier lugar dentro o debajo del núcleo ambiguo (en o debajo de la parte inferior del esternón, en el Ôrea del plexo solar) podemos determinar que las fibras nerviosas prehistóricas estÔn dando la larma y propagando señales que son registradas por el cerebro como amenazas.
En ese caso, se percibe que algo es realmente peligroso en alguna parte, y esta parte de nosotros no estarĆ” fĆ”cilmente satisfecha de que ES seguro hasta que sea capaz de hacer que el cuerpo complete el ciclo de respuesta a la amenaza o descargue la energĆa fisiológica dentro del SNA que transporta las seƱales de alerta, amenaza y angustia.
Sin embargo, estando aquà juntos y hablando llanamente de ello podemos permitirnos -si estÔn presentes- experimentar estas señales de amenaza como experiencias corporales:
sensaciones corporales-emociones (sensaciones de respiración, placer, dolor...)
percepciones sensoriales (vista, temperatura, sonido, presión atmosférica...)
pensamientos-imƔgenes-emociones (pensamientos imaginales de eventos pasados o futuros con sus emociones asociadas...)
Esto estĆ” sucediendo en este momento, mientras hablamos, aunque a veces nos sentimos incómodos con nosotros mismos porque estas seƱales parecen amenazantes. Simplemente reconocer que solo existen estas tres categorĆas de experiencia humana puede permitirnos, como inteligencia, liberar cualquier temor que pueda haber con respecto a ellas. Esto nos permite experimentar la manifestación inĆ©dita y la libertad de la energĆa pura aquĆ, ahora mismo.
Quienquiera que seas, eres esa inteligencia que es consciente de estas experiencias, NO eres ellas. Yo soy quien -asĆ mi cuerpo piensa y escribe, al igual que tu cuerpo lee y piensa- estĆ” aquĆ ahora, consciente de todo.
Pero ellas (las señales disociadas de amenaza que recorren el sistema nervioso) no lo saben, y dependen de nosotros para reconocerlas y acogerlas con comprensión, que es amor.
Ejercitamos la red vagal ventral (presenciando nuestra cara, pecho y plexo solar), notando esas experiencias sin ninguna intención de modificar, corregir o controlar. De hecho, les abrimos nuestros corazones. El sistema ya percibe estar bajo amenaza, no estĆ” abierto a la violencia de las intervenciones. Requiere garantĆas de que estoy a salvo.
En lugar de intervenir, ejercemos la autoridad del testigo, que convierte todas las manifestaciones en perfecto tal cual.
EstÔ dentro del Ômbito de la razón y la inteligencia (el Ômbito de lo cognosciible) entender que la infelicidad es el resultado de una respuesta biológica y no el resultado de un proceso psicológico complejo.
Los orĆgenes de la infelicidad no importan en cuanto a sus detalles. El hecho es que estoy aquĆ, estamos aquĆ experimentĆ”ndolo, y podemos presenciarlo como una respuesta biológica. En el transcurso de la experiencia, esta experiencia esto nos darĆ” mĆ”s y mĆ”s información. La transparencia de nuestro ser estĆ” ahĆ, y cuanto mĆ”s te arraigues en esta transparencia, mĆ”s capaz serĆ”s de preguntar con autoridad:
"ĀæEres consciente de que soy consciente de que existes?"
Desde este punto de vista, eso es lo que realmente se requiere. Cualquier objeto de la creación que esté presente dentro de nuestra esfera relacional quiere que reconozcamos esto, completamente.
En el esquema mayor de nuestra existencia, tal vez si tendemos a hablar romÔnticamente, seriamos tú o yo como personas reflexionando sobre la razón o el significado de nuestra existencia.
Si reflexiono sobre cuÔl es el significado de mi existencia, quiero saber que alguien o algo en algún lugar reconoce mi pregunta y me honra con una respuesta, tal vez en forma de una visión o sueño, tal vez en un atisbo o destello de comprensión.
TĆŗ eres el dador y el receptor de la gracia.
Para nosotros, si podemos decirlo de esta manera, somos el Dios para nuestra experiencia corporal. Somos la gran inteligencia que puede adornar esta entidad corporal con la afirmación inequĆvoca de que sĆ, la reconozco plenamente, reconozco y acojo con beneplĆ”cito su existencia.
